Analfabetismo y desigualdad

Actualmente hay 781 millones de personas en el mundo que carecen, en mayor o menor grado, de competencias en las áreas de escritura y lectura, según estadísticas del Informe de Seguimiento de Educación para Todos de la UNESCO (2015). Las personas analfabetas tienen mayor probabilidad de vivir en los márgenes de pobreza, ser dependientes de otra persona, tener baja autoestima (Baca Lobera, 2009), ejercer trabajos manuales como la limpieza de casas o cuidado de ancianos y depender de otros para hacer diligencias. Además, el analfabetismo no afecta solamente a la persona analfabeta sino a sus hijos y su entorno tanto familiar, como comunitario (Benítez, Manrique y De Mier, 2014).

Los adultos que no aprendieron a leer y escribir en edad escolar tienen dificultades con una serie de destrezas cognitivas como la memoria de trabajo, el proceso de abstracción, la memoria semántica a largo plazo, dificultad con cálculos matemáticos (Reis, Guerrero y Petersson, 2003), así como la toma de decisiones y planificación, la atención (Abadzi, 2005), destrezas motoras y visoespaciales (Ardila et al, 2010). Existen diferentes explicaciones para entender porque las personas son analfabetas o iletradas. Por una parte se puede considerar la dimensión social que considera la pobreza, el labor infantil y el poco acceso a las escuelas, como razones para la deserción escolar o la falta de escolaridad. Por otra parte, la dimensión personal que se refiere a problemas de aprendizaje o condiciones cognitivas y/o físicas que afecten el desempeño y la retención en el salón de clases (Ardila et al, 2010).

Entendemos como alfabetización:
“las habilidades lingüísticas y cognitivas necesarias para el ingreso al mundo de los conocimientos que la humanidad ha producido a lo largo de su historia y que han sido conservados mediante la escritura. Las personas participan de este conocimiento cuando pueden comprender el lenguaje oral y escrito, cuando pueden usar el lenguaje oral y escrito para reelaborar y producir nuevos textos y cuando pueden leer y escribir para adquirir conocimientos a partir de los textos” (Borzone et al, 2005 en Benítez, Manrique y De Mier, 2014; p. 93).

El derecho a la educación es un derecho humano que no le debe ser negado a nadie por su condición económica, su raza o género o facultades cognitivas. Saber leer y escribir supone la inserción al mundo social y el acceso a la información, así como la posibilidad de movilidad social. Según la declaración universal de derechos humanos de la ONU:

• Toda persona tiene derecho a la educación. La educación debe ser gratuita, al menos en lo concerniente a la instrucción elemental y fundamental. La instrucción elemental será obligatoria. La instrucción técnica y profesional habrá de ser generalizada; el acceso a los estudios superiores será igual para todos, en función de los méritos respectivos.

• La educación tendrá por objetivo el pleno desarrollo de la personalidad humana y el fortalecimiento del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales; favorecerá la comprensión, la tolerancia y la amistad entre todas las naciones y todos los grupos étnicos o religiosos, y promoverá el desarrollo de las actividades de las Naciones Unidas para el mantenimiento de la paz.

Como voluntaria del programa de alfabetización de adultos del Centro de Acción Urbana, Comunitaria y Empresarial (CAUCE), coordinado por la Dra. Ana Luisa Baca, he sido testigo del poder transformativo de la palabra escrita y del empoderamiento que supone potenciar las capacidades y destrezas de personas a las que el sistema educativo formal les falló, o que las condiciones económicas impidieron su acceso a la escolaridad. Es de suma importancia invertir recursos, esfuerzos en la educación básica de lectoescritura, así como en el desarrollo del pensamiento crítico para la formación de ciudadanos creativos, autónomos y solidarios.

Referencias:
Abadzi, H. (2005). Adult illiteracy, brain architecture, and empowerment of the poor. Adult Education and Development, 65,19–34.

Ardila, A., Bertolucci, P. H., Braga, L. W., Castro-Caldas, A., Cole, M., Judd, T., Kosmidis, M. H., Matute, E., Nitrini, R., Ostrosky-Solis, F., and Rosselli, M. (2010). Illiteracy: The Neuropsychology of Cognition without Reading. Archives of Clinical Neuropsychology, 25(8), 689–712.

Baca Lobera, A.L. (2009). La investigación neurológica y los adultos iletrados. Revista Interamericana de Psicología, 43(3), 491-495.

Benítez, M. E., Manrique, S. & De Mier, V. (2014). Las dimensiones sociales, cognitivas y lingüísticas del proceso de alfabetización en jóvenes y adultos Aportes de la investigación y la práctica. Revista Interamericana de Educación de Adultos, 37(1), 89-106.

La declaración universal de derechos humanos (s.f.). Recuperado de http://www.un.org/es/universal-declaration-human-rights/

Reis, A., Guerreiro, M & Petersson, K.M. (2003). A Sociodemographic and Neuropsychological Characterization of an Illiterate Population. Applied Neuropsychology, 10(4), 191-204.

UNESCO (2015). La Educación para Todos, 2000-2015: logros y desafíos. Ediciones UNESCO.

Foto I.L.P.

Irene Lafarga Previdi
irene.lafarga@gmail.com
Estudiante graduada de psicología Social Comunitaria de la Universidad de Puerto Rico con interés en la investigación e intervención sobre temas diversos como la trata humana, la alfabetización de adultos, y asuntos de género y sexualidad.

 

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Comité de Prevención de Violencia – Asociación de Psicología de Puerto Rico

Reflexión sobre el uso de la música en la prevención de violencia

En el 1996, la Asamblea Mundial de la Salud declaró la violencia como un asunto prioritario para la salud pública. Según Krug, Mercy, Dahlberg y Zwi (2002), alrededor de 4,400 personas perecen todos los días debido a actos violentos auto-dirigidos, interpersonales o colectivos, cuyas causas resultan ser complejas y ocurren en diferentes niveles (ver Krug et al., 2002). No obstante, las investigaciones sobre violencia escolar han aumentado significativamente (Cava, Buelga, Musitu y Murgui, 2010). De igual forma, diversos estudios han arrojado lo extendido que se encuentra este fenómeno, el cual está presente en todos los países (Del Barrio et al., 2008; Del Rey y Ortega, 2008; Smith, 2004). Esta violencia envuelve varios tipos de conductas transgresoras que tienen lugar en escuelas e institutos. Entre éstos se encuentran actos delictivos leves, que incluyen la rotura de cristales, hasta patrones de comportamiento más graves y relacionados con la agresión física y verbal a profesores y compañeros (Cava y Musitu, 2002; Díaz-Aguado, Martínez y Martín, 2004). Por tal motivo, existe la preocupación, necesidad e interés de incrementar intervenciones dirigidas a contrarrestar la violencia escolar. Para propósitos de la discusión, se expondrá y analizará la propuesta de Nöcker-Ribaupierre y Wölfl (2010), cuyo trabajo parte desde la práctica de la musicoterapia.

Las escuelas son la base de la formación de individuos en una sociedad. En los últimos años (ver McFerran & Wölfl, 2015; Nöcker-Ribaupierre & Wölfl, 2010), se ha abordado el planteamiento sobre los usos de la música como un mecanismo de prevención de violencia en los contextos escolares, ya que se entiende que este tipo de arte permite adquirir nuevas habilidades emocionales y cognitivas, capacitando a las personas para hacer frente a los retos de la vida (Hüther, 2004). En el proyecto piloto de Nöcker-Ribaupierre y Wölfl (2010), diseñado para amortiguar tales conductas violentas en dos escuelas en Alemania, el objetivo clínico es apoyar a los niños y adolescentes para que expresen su estado emocional y su tensión agresiva. A través de la música, los autores buscan la regulación del afecto y la agresión, la resolución de situaciones de conflicto, la evitación y la resistencia de situaciones amenazantes y el manejo constructivo dentro de un marco temático. Asimismo, el proyecto promueve el respeto recíproco, la aceptación de las diferencias individuales, la integración social y la disminución de prejuicios para desarrollar una sensación de unión emocionalmente estabilizadora, experimentada de manera lúdica y apoyada terapéuticamente. De esta forma, la música funcionará como vínculo a la diversidad e interculturalidad (Tan, Pfordresher y Harré, 2010).

De acuerdo a Congreve (2011, p. 13), “la música tiene encantos para calmar un pecho salvaje, para ablandar rocas, o doblar un roble nudoso”. En un mundo donde se puede observar la necesidad de implementar estrategias efectivas y novedosas, es imprescindible la aplicación de este arte como herramienta preventiva y curativa para promover el bienestar y el desarrollo social dentro del contexto escolar. Sin embargo, a pesar de que ha de tener consideraciones adicionales al diseñar un programa que utilice la música como mediador de la violencia (McFerran & Wölfl, 2015), esto muestra el avance y papel que desempañan las artes en la sociedad, proveyendo así el espacio ante nuevas posibilidades, tales como la creatividad, flexibilidad y compresión de intervenciones efectivas contra la violencia.

juan

Juan Ortiz,
Estudiante sub-graduado de Justicia Criminal en la Universidad de Puerto Rico. Mis intereses académicos giran en torno a la aplicación de la músicoterapia en el escenario clínico y en el uso problemático de sustancias.

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Unknown Comité de Prevención de Violencia – Asociación de Psicología de Puerto Rico

Referencias
Cava, M. J., Buelga, S., Musitu, G., & Murgui, S. (2010). Violencia escolar entre adolescentes y sus implicaciones en el ajuste psicosocial: un estudio longitudinal. Revista de Psicodidáctica, 15(1), 21-34.
Cava, M. J., y Musitu, G. (2002). La convivencia en la escuela. Barcelona: Paidós.
Díaz-Aguado, M. J., Martínez, R., y Martín, G. (2004). Prevención de la violencia y
lucha contra la exclusión desde la adolescencia. Madrid: Ministerio de Trabajo
y Asuntos Sociales, INJUVE.
Del Barrio, C., Martín, E., Montero, I., Gutiérrez, H., Barrios, A., y De Dios, M. J. (2008).
Bullying and social exclusion in Spanish secondary schools: national trends from 1999
to 2006. International Journal of Clinical and Health Psychology, 8(3), 657-677.
Del Rey, R., y Ortega, R. (2008). Bullying in poor countries: Prevalence and coexistence
with other forms of violence. International Journal of Psychology and Psychological
Therapy, 8(1), 39-50.
Hüther, G. (2004). Ebenen salutogenetischer Wirkungen auf das Gehirn. Musiktherapeutische
Umschau, 25(1), 16–25.
Krug, E. G., Mercy, J. A., Dahlberg, L. L., & Zwi, A. B. (2002). The world report on violence and health. The Lancet, 360(9339), 1083-1088.
McFerran, K., & Wölfl, A. (2015). Music, Violence and Music Therapy with Young People in Schools: A Position Paper. Voices: A World Forum for Music Therapy, 15(2). doi:10.15845/voices.v15i2.831
Nöcker-Ribaupierre, M., & Wölfl A. (2010). Music to counter violence: a preventative approach for working with adolescents in schools. Nordic Journal of Music Therapy, 19(2), 151-161.
Smith, P. K. (2004). Bullying: recent developments. Child and Adolescent Mental
Health, 9(3), 98-103.
Tan, S. L., Pfordresher, P., & Harré, R. (2010). Psychology of music: From sound to significance. Psychology Press: New York.