Según la Organización Mundial de la Salud (2002) la agresión sexual se define como todo acto sexual, la tentativa de consumar un acto sexual, los comentarios o insinuaciones no deseados o las acciones para comercializar o utilizar cualquier modo la sexualidad de una persona mediante coacción por otra, independientemente de la relación de ésta con la víctima, en cualquier ámbito, incluidos el hogar y el lugar de trabajo. La agresión sexual constituye una de las conductas delictivas de mayor incidencia en Puerto Rico a pesar de ser uno de los delitos menos reportados. De acuerdo a las Naciones Unidas, la violencia contra la mujer “constituye una manifestación de relaciones de poder históricamente desiguales entre el hombre y la mujer que han conducido a la dominación de la mujer y a la discriminación en su contra por parte del hombre e impedido el adelanto pleno de la mujer, y que la violencia contra la mujer es uno de los mecanismos sociales fundamentales por los que se fuerza a la mujer a una situación de subordinación respecto del hombre” (Maqueda Abreu, 2006, p.3).
Según la encuesta de “Violencia sexual en Puerto Rico” llevada a cabo cada dos años por el Departamento de Salud, en el 2005 45,181 personas reportaron haber sufrido una experiencia de agresión o violencia sexual. En el 2007 fueron 54,064 y en el año 2010 el número subió a una cifra de 79,580. En contraste, las estadísticas de los casos reportados al Departamento de Policía de Puerto Rico en el 2011 sugieren una cifra considerablemente menor: 2,173 personas. Cabe recalcar que en un 73% de los casos reportados las víctimas eran mujeres y que en 84% de todos los casos las víctimas eran menores de edad. Según el Departamento de Justicia de Estados Unidos, 1 de cada 6 mujeres ha sido víctima de algún tipo de agresión sexual mientras que 1 de cada 33 hombres ha sido víctima de algún tipo de agresión sexual. La directora del Centro para Víctimas de Violación Rebecca Ward indica que las poblaciones o grupos más vulnerables a ser violadas son las personas con discapacidades ya sea físicas o cognitivas, las personas inmigrantes e indocumentadas, las mujeres y los menores de edad (El Nuevo Día, 2014).
Las violaciones sexuales constituyen uno de los mayores problemas de seguridad y salud pública a nivel mundial. La mayoría de las víctimas son mujeres, sin embargo cada vez nos damos cuenta de que los hombres también pueden ser victimizados. Hemos visto, que la violación y su conceptualización sobretodo en el plano legal y teórico se encuentra atravesada por una ideología patriarcal en donde se considera como un suceso natural, histórico y, por tanto, justificable en muchas ocasiones. El discurso sobre la sexualidad, el género y el poder es asimétrico, violento pues construye al hombre como dominador y a la mujer como sumisa. A modo de cierre, considero que es de suma importancia analizar la problemática de las violaciones, agresiones y abusos sexuales desde un paradigma construccionista que tome en consideración las ideologías que se transmiten en los discursos que permean en los procesos de socialización de los géneros (femenino, masculino) y que influyen en las instituciones, las opiniones y las definiciones y teorías. Se debe considerar la perspectiva de género como paradigma explicativo para poder acercarnos a este fenómeno desde un punto de vista crítico que busca desenmascarar la supuesta naturalización, imparcialidad de nuestras realidades.
Referencias:
Alza en las agresiones sexuales en Puerto Rico. (3 de septiembre de 2014). El Nuevo Día.
Data Collection: National Crime Victimization Survey (NCVS). (s.f.). U.S. Department of Justice. Recuperado de http://www.bjs.gov/index.cfm?ty=dcdetail&iid=245
Maqueda Abreu, M.L. (2006). La violencia de género: Entre el concepto jurídico y la realidad social. Revista Electrónica de Ciencia Penal y Criminología, 8(2), 1-13.
Organización Mundial de la Salud. (s.f.). Violencia contra la mujer. Recuperado de http://www.who.int/topics/gender_based_violence/es/
Irene Lafarga Previdi
Estudiante graduada de psicología Social Comunitaria de la Universidad de Puerto Rico con interés en la investigación e intervención sobre temas diversos como la trata humana, la alfabetización de adultos, y asuntos de género y sexualidad.
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/ Comité de Prevención de Violencia – Asociación de Psicología de Puerto Rico