¿Es la violencia un problema de salud pública? La respuesta es sí, pero primero se necesita saber qué es violencia y salud pública, para luego explicar por qué la violencia es un problema de salud pública. La violencia, según la Organización Mundial de Salud (OMS, 2002), es «el uso intencional de la fuerza o el poder físico, de hecho o como amenaza, contra uno mismo, otra persona o un grupo o comunidad, que cause o tenga muchas probabilidades de causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones» (p.5).

Aunque la definición de la OMS es una bastante completa, cabe mencionar otros factores importantes a considerar cuando se habla de violencia. Por ejemplo, la concepción social, jurídica y moral que se tenga sobre la noción violencia en una sociedad o contexto socio/histórico particular. Es decir, no se puede estudiar la violencia de manera generalizada, ya que algunos aspectos sociales juegan un papel determinante en lo que es o no es violencia. Por ejemplo, el machismo. El machismo es un acto de violencia sumiso o sutil en algunas culturas pero que atenta contra los derechos de igualdad de las mujeres de la misma manera que en las sociedades abiertamente machistas.

Otro ejemplo es la homofobia, que al igual que el machismo, atenta contra la igualdad de derechos de la comunidad Lésbica, Gay, Bisexual, Transexual y Transgénero (LGBTT). La comunidad LGBTT sufre innumerables actos de violencia por sus preferencias sexuales que van más allá del aspecto físico. Inclusive, muchos de estos actos no son penalizados por el Estado y, en algunos sectores de la sociedad, se perciben como algo correcto. Un ejemplo de estos actos de violencia es la dura batalla que han tenido para reconocer su derecho al matrimonio o a la seguridad laboral.

El concepto de la salud pública, según la OMS (2002):

Por definición, la salud pública no se ocupa de los pacientes a título individual. Su interés se centra en tratar las enfermedades, afecciones y problemas que afectan a la salud, y pretende proporcionar el máximo beneficio para el mayor número posible de personas. Esto no significa que la salud pública haga a un lado la atención de los individuos. Más bien, la inquietud estriba en prevenir los problemas de salud y ampliar y mejorar la atención y la seguridad de todas las poblaciones (p3).

Por otro el lado, la OMS (2002) explica que:

El enfoque de salud pública a cualquier problema es interdisciplinario y se basa en datos científicos. Además, extrae conocimientos de muchas disciplinas, entre ellas, la medicina, la epidemiología, la sociología, la psicología, la criminología, la pedagogía y la economía. Esto le ha permitido al campo de la salud pública ser innovador y receptive con respecto a una amplia variedad de enfermedades, padecimientos y lesiones en todo el mundo (p. 4).

La violencia, al igual que el ser humano, es compleja y multi-dimensional. Por ende, no se puede estudiar o abarcar desde una sola perspectiva, ya sea académica, social, jurídica o individual. Por esta razón, hay que buscar entrelazar diferentes perspectivas pero todas ellas cónsonas a un interés o meta en común. La violencia nunca va a tener una razón única de ser, pero sí puede tener tendencias sociales, económicas, históricas, contextuales, familiares y educativas. El ser humano es un ser de tendencias y de hábitos, y es por ello que la investigación sobre cuáles son los actos de violencia más comunes en una sociedad puede ser de mucha utilidad para tratar de prevenir este fenómeno. Al conocer dichos actos se pueden hacer intervenciones desde diferentes intereses o disciplinas que ayudarían, desde la perspectiva de salud pública, a encontrar factores que puedan prevenir los actos de violencia.

Un gran obstáculo que tienen los programas de Salud Pública dirigidos a la prevención de violencia es el reconocimiento, pertinencia y la visión que tengan de lo que es violencia y cómo prevenirla, no sólo las personas que toman las decisiones a gran escala en la sociedad, sino la sociedad en sí misma. Para que los programas de prevención funcionen tienen que partir de una base teórica, y al mismo tiempo de fundamentos prácticos para que puedan implementarse con éxito. En Puerto Rico es necesario prevenir más que remediar. Del mismo modo, debemos evaluar aquellas estrategias que no han funcionado y evitar tener “fe ciega” en programas que sabemos que no dan resultado.

Por ejemplo, la violencia, usualmente, se trabaja desde una perspectiva delictiva, donde a través de la imposición de sanciones, castigos o represiones del Estado busca tratar de prevenir la violencia y educar a la sociedad. Sin embargo, no se han realizado hallazgos significativos de parte del Estado en términos de los motivos de los actos de violencia y cómo éstos pueden afectar a la sociedad en diferentes facetas. A mi entender, si no se conoce la raíz o el motivo de un problema, ya sea a nivel individual o social, es muy difícil encontrar soluciones sensatas. Más aún, con un problema tan complejo y multifactorial como lo es el fenómeno de la violencia.

silhouette-1221445_1280Hay que dejar atrás el modelo tradicional-reaccionario con el que se ha abordado la violencia por tanto tiempo. La llamada lucha contra el crimen o violencia que ha utilizado el Estado no ha dado los resultados esperados. Es por esto que el Estado debe tomar un camino diferente para atajar la alta incidencia de violencia que arropa al país. Y, a la misma vez, debe educar a la sociedad para que vaya a la par con este cambio necesario. La salud pública puede y debe ser una herramienta sumamente útil para lograr la sociedad que todo ciudadano/a anhela…Una sociedad donde se pueda vivir sin miedo a ser víctima de actos de violencia.

 

Bibliografía

Organización Mundial de la Salud (2002). Informe Mundial sobre violencia y la Salud (Resumen). Recuperado en: http://www.who.int/violence_injury_prevention/violence/world_report/es/summary_es.pdf

13348788_10154095578780985_377176212_n.jpgAlexis J. Ortiz, M.A., es terapia psico – social especialista en manejo de conducta de adolescentes. Tiene una maestría en Psicología Social de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, México y certificados en Programación Neuro Lingüística y Mediación de Con
flicto.

 

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UnknownComité de Prevención de Violencia – Asociación de Psicología de Puerto Rico

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